Por naturaleza, todas las franquicias consisten de franquiciantes y franquiciatarios.  Las relaciones entre ambos son muy delicadas pues existen obligaciones mutuas al momento de entrar a un sistema de franquicias.  Un franquiciatario se obliga a respetar todos los lineamientos de la franquicia, mientras que un franquiciante se obliga a brindarle toda la atención y a transferirle todo el conocimiento posible al franquiciatario.

Entendemos entonces que se vuelve crucial para el franquiciante encontrar a buenos franquiciatarios, pues serán ellos quienes representen a su marca y su negocio en distintos territorios.  Por este motivo mencionamos a continuación algunas sugerencias para encontrar al mejor franquiciatario.

De acuerdo al giro de la franquicia las características personales del franquiciatario pueden variar mucho.  Si este perfil no es bien determinado y bien aplicado a quienes se les concede una franquicia pueden surgir graves problemas, pues en gran medida determinará el éxito o fracaso que pueda tener.  ¿Qué buscas en un franquiciatario?  ¿Qué requisitos aplican?  ¿Qué datos demográficos debe cumplir (edad, sexo, nivel educativo, nivel socioeconómico, otros)?  ¿Qué perfil psicológico debe tener (tolerancia al fracaso, ambición, capacidad de aprendizaje, otros)?

Es igualmente importante tener conocimientos específicos a la franquicia.  Por ejemplo, si la franquicia es de comida rápida, puede ser deseable experiencia en preparación de alimentos y manejo de personal.  Si la franquicia es de consultoría, puede ser deseable experiencia en ventas y capacidad de hablar en público.  Deben ser también de primordial importancia los valores que debe representar, que éstos estén alineados con los valores de la empresa franquiciante.

Entre más parecido sea el perfil ideal determinado por el franquiciante al perfil real de sus franquiciatarios, mejor será la comunicación y más fácil será para el franquiciatario llevar su unidad franquiciada al éxito.  Si el perfil real varía mucho del perfil ideal entonces se darán los malentendidos, la falta de comunicación, la falta de compromiso, entre otras situaciones que afectarán no solamente a la unidad franquiciataria sino también al franquiciante, a otras unidades franquiciadas y a su marca.

Un contrato de franquicia es un compromiso, tanto como si existiera un matrimonio entre franquiciatario y franquiciante.  Si ambas partes son similares tienen mejores posibilidades de éxito que si son diferentes.  Ambas partes tienen que ganar de la relación, y el lograr una unidad franquiciada más no debe ser motivo para aceptar a un franquiciatario que no cumpla con el perfil buscado.